Ahora me calzo los pies, reando lo andado, incluyo lo que pasé por alto (a mi misma), enderezo lo torcido, tiro lo sin remedio y regreso a cada quien lo que guardé en mi costal de ataduras: el miedo al mar y a los aviones, la palabra angustia, los irrespetuosos diminutivos, la argolla, la foto, las expectativas sin material, el "perfecto" mundo inamovible y el mismo paisaje limitado por un único código postal.
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