alas cercenadas por filosas aspas de cuchillo... aire, pneuma que impasible las avienta, las eleva, las deja caer...les niega la dignidad del peso... sólo plumas sólo plumas! - sentencia. Dios mío, pobre ángel ese que en tus narices se dilapida, se mutila!..no harás nada? “Nada!” -repite el eco -.... hay que respetar...lo que es voluntad, incluso el suicidio... Pero...asusta, aterra, espanta... ...demasiada sangre fría! Demasiada! - asiente el pez aún consternado y sin atreverse a leer ningún otro aviso, escapa por donde mismo apareció: el galáctico ojo de la noche
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alas cercenadas por filosas aspas de cuchillo... aire, pneuma que impasible las avienta, las eleva, las deja caer...les niega la dignidad del peso... sólo plumas sólo plumas! - sentencia.
Dios mío, pobre ángel ese que en tus narices se dilapida, se mutila!..no harás nada? “Nada!” -repite el eco -.... hay que respetar...lo que es voluntad, incluso el suicidio...
Pero...asusta, aterra, espanta...
...demasiada sangre fría!
Demasiada! - asiente el pez aún consternado
y sin atreverse a leer ningún otro aviso, escapa por donde mismo apareció: el galáctico ojo de la noche
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