Existen letras para siempre, palabras que no sobran, canciones necesarias, presencias definitivas, vaivenes que sacuden y un pedazo de corazón siempre ocupado por las olas del MAR.

Ningún cruce de miradas es en vano, las mareas y maremotos ejercen poder en la TIERRA, en el VIENTO y sus motivos aunque los rumbos no sean los mismos.
Esta que escribe y camina aún sin saber nadar deja una ofrenda a las olas, un abrazo de arena y sal, se calza los huaraches, endereza el penacho y sigue adelante.
No hay nada que sea inmutable a la influencia de la LUNA.
Pregúntenle a "mi humanidad"




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